Sonidos de la Identidad

Hace un par de semanas terminó el I Congreso patagónico de Musicoterapia I Encuentro de Musicoterapeutas del Mercosur (Mercado Común de Sudamérica). Se hizo en Neuquén, una ciudad acostumbrada a vientos de más de cien kilómetros por hora ya crudos inviernos, contrastantes con la calidez de los musicoterapeutas que nos recibieron. Allí se dieron cita colegas argentinos, chilenos, uruguayos y brasileros, además de visitantes de España, Holanda y Alemania. Cada uno de ellos con sus sonoridades particulares, conformando un muy particular calidoscopio musical. Hasta allí viajaron dos ómnibus de estudiantes que, dieciséis horas después de su partida de Buenos Aires, llegaban cantando con sus guitarras y sus ganas de ver "qué hay de nuevo". Sin duda, un escenario poco habitual para los eventos de musicoterapia en Sudamérica.

Desde el momento en que llegué a Neuquén, tuve una sensación extraña y profunda. Si bien ya había visitado varias veces los maravillosos lagos del sur, no había estado más que de paso en esa ciudad ubicada al borde de la aridez patagónica. Y ahí estaba, en la tierra de los Mapuches, uno de los pueblos originarios de América que la habitan en lo que hoy es el sur argentino y chileno, a lo largo de los picos nevados de la cordillera de los Andes, sin que la memoria pueda establecer desde cuando. Lo que sí se sabe es que viven ahí desde varios siglos antes de que se "descubriera" este continente.

Hoy los mapuches viven en parcelas reducidas, llamadas "reservaciones". La campaña de exterminio a los que no profesaban la fe católica y eran "salvajes y distintos", movida también por grandes intereses económicos, fue denominada como "campaña al desierto". A fines del siglo XIX arrasó a más de catorce mil personas, y cercenó su territorio. Ese fue el primer gran despojo que sufrieron los mapuches. La globalización, un siglo más tarde, los siguió despojando en varios sentidos. En el territorial, basta mencionar que la empresa textil Benneton (italiana) se apropió de miles de hectáreas que pertenecen a este pueblo desde hace siglos. Allí la empresa cría a las ovejas que proveen la lana para las prendas que luego vende en las grandes ciudades del mundo. En otro sentido, era curioso ver a algún joven mapuche con una remera del grupo "Iron Maiden" o escuchando a Coldplay en su discman. Un claro ejemplo de la forma en que la industria musical , bajo el ala de la globalización, promueve un consumo masivo en el que la cultura puede devenir homogénea, sin diferencias regionales y donde la identidad cultural puede perderse. Sin embargo había indicios de que algo era muy diferente en esa geografía. Como dije, era la primera vez que estaba allí pero tenía un sentido de pertenencia. No era justamente por lo homogéneo, sino por lo diferente. Sentía que ahí yo tenía una raíz.

Si bien mis hijas tienen algunas gotas de sangre indígena en sus venas, yo soy un descendiente de europeos. Nací en Buenos Aires, pero mis antepasados desembarcaron en estas tierras años atrás, huyendo del hambre de Europa. Es decir que, de alguna manera, provengo del lado de los "conquistadores", aunque ideológicamente esté en la vereda de enfrente. Pero esa sensación de pertenencia en el suelo patagónico era muy intensa, y no lograba desentrañar qué era lo que la motivaba. Hasta que entre las diversas actividades del congreso un coro entonó una canción mapuche, y sentí que mi respiración también tenía ese ritmo. Había algo vinculado con la identidad llenando mis pulmones.

He tenido la suerte de viajar y de escuchar "en vivo" la música folklórica de distintos pueblos. Algunas me han emocionado más que otras. Muchas de ellas han despertado mi interés desde una perspectiva musicoterapéutica y también etnomusicológica. Pero esas tristes e intensas melodías patagónicas, al igual que los ritmos del altiplano (la región que ocupa el norte de Argentina y Chile, y el sur de Bolivia y Perú) superan ese interés para abrir un sentido de identidad compartida. A pesar de estar en el medio de un congreso, en el que el programa marca la hora de ir a escuchar una conferencia, o de una reunión a la que asistir, o de un periodista que atender, una canción detiene la instantaneidad y la urgencia de la comunicación a la que habitualmente estamos sometidos; una canción modifica el tiempo habitual en el que vivimos y que convierte a la mayoría de nuestras acciones cotidianas en una vertiginosa sucesión de instantes.

Somos trabajadores de la salud. Muchos de nosotros, además somos formadores de futuros musicoterapeutas. Sin embargo, al menos en este rincón del mundo en el que vivo, trabamos en más de un centro de salud, en una o más universidades, acudimos a nuestro consultorio privado, damos cursos de actualización, pretendemos seguir estudiando y formándonos, intentamos estar al día con las novedades musicales que forman parte de los modos expresivos de nuestros pacientes y como resultadote todo esto muchas veces estamos catorce horas por día fuera de nuestras casas. cómo encontrar a la identidad en esta maratón cotidiana?

Aludiendo a la configuración de las sociedades actuales, Jean Baudrillard señala que "nuestra esfera privada ya no es una escena en la que se interprete una dramaturgia del sujeto atrapado tanto por sus objetos como por su imagen, nosotros ya no existimos como dramaturgo o como actor, sino como terminal de múltiples redes". Y en esas redes podemos quedar atrapados a menos que estemos atentos y podamos detener a la urgencia con la que convivimos.

Viajé a Neuquén para participar en un congreso. Viajé mil cuatrocientos kilómetros para encontrarme con mis colegas, algunos de otros países y otros que viven a quince minutos de mi casa, para seguir construyendo la comunidad de la musicoterapia que nos cobija y nos permite seguir creciendo profesionalmente a través de intercambio. Volví con el sentimiento renovado de formar parte de esta comunidad. Volví también sabiendo que además, una canción detuvo el tiempo y abrió mi corazón para mostrarme que en esa melodía también hay una raíz profunda de mi identidad cultural.

Referencias

Baudrillard, Jean (1988). El otro Por si mismo. Barcelona: Editorial Anagrama.

How to cite this page

Schapira, Diego (2005). Sonidos de la Identidad. Voices Resources. Retrieved January 11, 2015, from http://testvoices.uib.no/community/?q=fortnightly-columns/2005-sonidos-de-la-identidad

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